Tripofobia: Cuando los agujeros en racimo desencadenan miedo y asco
La tripofobia, caracterizada por un miedo intenso o repugnancia hacia los agujeros agrupados, afecta a las personas a través de síntomas físicos y emocionales que pueden tratarse eficazmente mediante enfoques terapéuticos basados en la evidencia, como la terapia de exposición, la terapia cognitivo-conductual y el apoyo de asesoramiento profesional.
¿Ha sentido alguna vez una inexplicable sensación de malestar al observar patrones de panal o grupos de agujeros? No es el único. La tripofobia afecta a millones de estadounidenses, desencadenando respuestas emocionales y físicas reales que pueden afectar a la vida cotidiana, pero con el apoyo terapéutico adecuado, puede aprender a gestionar estas reacciones de manera eficaz.

En este artículo
Tripofobia: comprender un miedo amplificado por los medios digitales
Una colmena, una vaina de loto y las burbujas de un café. ¿Qué conecta estos objetos aparentemente inconexos?
Obsérvelos más de cerca y se dará cuenta de que todos presentan patrones irregulares o grupos de agujeros. Para muchas personas, estas imágenes son inofensivas o incluso agradables. Pero para quienes padecen tripofobia, estos patrones agrupados pueden desencadenar sentimientos intensos de incomodidad, asco o miedo.
La tripofobia es una fobia específica, un tipo de trastorno de ansiedad. Las personas que la padecen experimentan una fuerte aversión a las agrupaciones de pequeños agujeros. El término combina las palabras griegas «trypta» (agujero) y «phobos» (miedo), que literalmente significan «miedo a los agujeros».
Si padece esta afección, existen formas eficaces de controlar y reducir los síntomas con el tiempo. Este artículo explora la comprensión científica de la tripofobia, sus síntomas y causas potenciales, y cómo la terapia con un trabajador social clínico licenciado puede ayudar en el tratamiento.
¿Cuáles son los síntomas de la tripofobia?
Las personas con tripofobia suelen evitar los desencadenantes visuales de sus síntomas: imágenes u objetos con agujeros agrupados que se encuentran en ciertos alimentos, plantas y animales.
Cuando una persona con tripofobia se encuentra con estos desencadenantes, puede experimentar:
- Fuertes sentimientos de miedo o asco
- Ataques de pánico
- Sudoración excesiva
- Latidos rápidos del corazón
- Sensación de náuseas o picor
- Piel de gallina
- Temblores corporales
- Náuseas y vómitos
La experiencia de cada persona varía en intensidad y manifestación. Algunas personas pueden no ser conscientes de su aversión hasta que se encuentran con la fuente de su fobia. Dado que el desencadenante suele ser identificable, la tripofobia suele clasificarse como fobia específica.
Si se le ha diagnosticado un trastorno fóbico más complejo, como agorafobia, trastorno de pánico o fobia social, la vida diaria puede resultar más difícil, ya que los posibles desencadenantes pueden aparecer inesperadamente en diversas situaciones.
¿Cómo intensifican los medios digitales los síntomas de la tripofobia?
Aunque los medios digitales han aumentado la concienciación sobre la tripofobia, también pueden empeorar los síntomas de los afectados.
En las redes sociales y los sitios web, las imágenes que muestran agujeros agrupados -en particular, agujeros superpuestos sobre piel humana- pueden causar un malestar extremo a los usuarios con tripofobia.
Las investigaciones indican que la intensidad del malestar depende de la relación entre los agujeros y la imagen de fondo. Cuando la piel humana forma el fondo, puede evocar asociaciones con enfermedades de la piel, causando potencialmente una mayor angustia.
En 2017, las imágenes trypophobic ganaron la atención de la corriente principal cuando el programa de televisión American Horror Story las presentó en materiales promocionales. La serie incluía un personaje con tripofobia y utilizaba anuncios desencadenantes para promocionar el episodio. Muchos espectadores declararon sentir miedo, asco y malestar físico en respuesta a estos anuncios, criticando la serie por su insensibilidad.
Aunque los encuentros inesperados con imágenes desencadenantes en Internet pueden ser angustiosos, las plataformas digitales también ofrecen espacios en los que las personas con tripofobia pueden conectar a través de sus experiencias compartidas. Las comunidades en línea para personas con tripofobia surgieron por primera vez en 2005 y siguen proporcionando un valioso apoyo en la actualidad.
Causas de la tripofobia
¿Cómo puede alguien desarrollar una aversión tan fuerte a los dibujos con agujeros? Aunque se sigue investigando, los científicos han propuesto varias teorías:
- Origen evolutivo: La tripofobia puede representar una reacción intensificada ante animales peligrosos y enfermedades. Algunos investigadores sugieren que los humanos desarrollaron una aversión inconsciente a los dibujos asociados a animales venenosos, como serpientes y ciertos insectos. Los sentimientos de asco o miedo pueden ser una respuesta evolutiva y adaptativa.
- Respuesta humana natural: Hasta cierto punto, muchas personas responden naturalmente con incomodidad a los patrones asociados con la enfermedad y la decadencia. Algunos científicos sostienen que las reacciones tripofóbicas representan respuestas humanas naturales más que una fobia distinta.
- Enfermedades mentales concurrentes: Las personas que experimentan reacciones tripofóbicas pueden tener otros diagnósticos, como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que pueden intensificar su miedo, asco y vulnerabilidad a los ataques de pánico.
Los estudios sugieren que los individuos con ciertos rasgos psicológicos -como incomodidad visual, mayor sensibilidad al asco y fuertes tendencias empáticas- son más propensos a experimentar tripofobia. Para muchos, es probable que una combinación de factores evolutivos, ambientales y de personalidad interactúen para producir los síntomas tripofóbicos.
Según «Tripofobia: ¿Qué sabemos hasta ahora? A Case Report and Comprehensive Review of the Literature», ninguna de las teorías actuales sobre esta fobia cuenta aún con pruebas sustanciales que la respalden. Sin embargo, los investigadores han identificado múltiples aspectos de la tripofobia, y se ha desarrollado y validado una escala de síntomas para estudiar esta afección.
¿Cómo diagnostican la tripofobia los profesionales sanitarios?
Aunque la tripofobia no está reconocida formalmente en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, algunos profesionales sanitarios la diagnostican como una fobia específica, dependiendo de la gravedad de los síntomas. Una fobia específica implica un miedo marcado y persistente a un objeto, actividad o situación específicos; en este caso, a los patrones con agujeros.
Algunas personas con tripofobia también pueden presentar síntomas de trastorno de ansiedad generalizada, trastorno depresivo mayor o TOC. En ciertos casos, determinar si los síntomas provienen de una de estas condiciones enumeradas en el DSM-5 o de una fobia específica puede ser un desafío. Un estudio de 2017 descubrió que los participantes con tripofobia experimentaban más asco que miedo al ver grupos de agujeros; sin embargo, cumplían con mayor frecuencia los criterios del DSM-5 para la fobia específica que para el TOC.
Los investigadores continúan investigando si la tripofobia debe clasificarse como una fobia, un trastorno de ansiedad o algo distinto. Por lo general, los profesionales sanitarios trabajan individualmente con los pacientes para crear planes de tratamiento que aborden sus síntomas específicos.
Validación de la tripofobia como trastorno legítimo
Dado que la tripofobia no figura en el DSM actual, algunos se preguntan si es una afección «real». Es posible que haya encontrado debates sobre la tripofobia en las redes sociales o en sitios web, lo que contribuye tanto a la concienciación como a la controversia ocasional.
Las investigaciones indican que la tripofobia es, en efecto, una afección legítima, aunque los profesionales de la salud mental tal vez necesiten afinar los criterios diagnósticos para reflejar con precisión sus síntomas. La mayoría de las personas que padecen esta afección experimentan asco intenso en lugar de miedo como síntoma principal, por lo que resulta difícil clasificar la tripofobia como una fobia específica típica.
Los estudios sugieren que la tripofobia suele ser hereditaria y que con frecuencia aparece junto con otros trastornos psiquiátricos, en particular el trastorno depresivo mayor y el trastorno de ansiedad generalizada. Dado que este trastorno puede causar una angustia significativa, muchos investigadores abogan por que se realicen más estudios y se aclare el diagnóstico para permitir un tratamiento más preciso y compasivo.
Tratamientos de la tripofobia
Aunque la tripofobia no está reconocida oficialmente como una afección diagnosticable, existen varios tratamientos eficaces que pueden ayudar a las personas a controlar los sentimientos de miedo, asco y otros síntomas desencadenados por los patrones de agujeros. Entre los enfoques terapéuticos habituales se incluyen
- Modificaciones del estilo de vida, que incluyen prácticas de autocuidado, nutrición equilibrada y actividad física regular para gestionar mejor las respuestas emocionales a los factores estresantes cotidianos.
- Terapia de exposición, que implica la exposición gradual y controlada a estímulos angustiosos -en este caso, imágenes de agujeros o racimos- bajo la supervisión de un profesional de salud mental cualificado.
- Grupos de apoyo, tanto en línea como presenciales, en los que los participantes desarrollan habilidades de afrontamiento y se relacionan con otras personas que comparten experiencias similares.
- Terapia de conversación con un trabajador social clínico titulado u otro profesional de la salud mental cualificado.
- Técnicas deterapia cognitivo-conductual para identificar y cuestionar patrones de pensamiento y comportamientos inútiles, promoviendo un cambio positivo.
Si cree que padece tripofobia o experimenta regularmente una intensa aversión a los patrones de agujeros, la terapia puede ser un excelente punto de partida. A muchas personas les resulta beneficioso hablar de sus experiencias con un profesional de la salud mental titulado que pueda proporcionarles apoyo compasivo y estrategias de afrontamiento basadas en pruebas.
La terapia a distancia puede ayudar
Aunque algunos prefieren el asesoramiento presencial, la terapia a distancia ofrece una opción cómoda e igualmente eficaz para muchos clientes, incluidos los que padecen tripofobia y otras fobias específicas. A través de la plataforma segura de ReachLink, puede conectarse con un trabajador social clínico licenciado a través de sesiones de vídeo desde su casa o cualquier lugar cómodo. Esta flexibilidad puede hacer que la terapia sea más accesible para las personas que viven con fobias y trastornos de ansiedad. Muchos terapeutas de ReachLink tienen amplia experiencia trabajando con clientes que padecen fobias, trastornos de ansiedad y afecciones relacionadas.
Si bien la investigación específicamente sobre tratamientos de telesalud para la tripofobia es limitada, los estudios indican que muchas personas con esta afección se benefician de los grupos de apoyo en línea donde pueden conectarse con otras personas que experimentan síntomas similares. Un estudio de 2019 encontró que la terapia de exposición en línea trató eficazmente a las personas con miedo a viajar en avión. Los investigadores concluyeron que la terapia de exposición basada en Internet puede servir como una alternativa valiosa al tratamiento en persona, ofreciendo una forma menos intimidante para que los participantes enfrenten sus miedos.
Para llevar
Vivir con tripofobia puede hacer que parezca imposible evitar los desencadenantes que causan miedo o asco. Sin embargo, con terapia, apoyo social y prácticas de autocuidado constantes, las personas con tripofobia pueden desarrollar estrategias de afrontamiento eficaces para desenvolverse en la vida cotidiana, tanto fuera como dentro de Internet. Un trabajador social clínico autorizado puede ser una parte esencial de su viaje. Con compasión, experiencia y profesionalidad, su terapeuta puede proporcionarle las herramientas y el apoyo que necesita para afrontar y superar sus miedos.
PREGUNTAS FRECUENTES
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¿Qué enfoques terapéuticos son más eficaces para tratar la tripofobia?
La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la exposición y prevención de la respuesta (EPR) son especialmente eficaces para tratar la tripofobia. Estos enfoques basados en la evidencia ayudan a las personas a enfrentarse gradualmente a sus miedos mientras desarrollan estrategias de afrontamiento saludables. A través de la terapia, los pacientes aprenden a cuestionar los patrones de pensamiento negativos y a desarrollar técnicas prácticas para controlar sus respuestas de ansiedad cuando se encuentran con imágenes desencadenantes.
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¿Cómo puedo saber si mi tripofobia es lo bastante grave como para necesitar ayuda profesional?
Considere la posibilidad de buscar ayuda profesional si la tripofobia afecta significativamente a su vida cotidiana, por ejemplo, evitando actividades importantes, experimentando ansiedad intensa o ataques de pánico al encontrarse con patrones agrupados, o si se encuentra constantemente escaneando el entorno en busca de imágenes desencadenantes. La intervención profesional es especialmente importante si sus síntomas le causan una angustia considerable o interfieren en el trabajo, las actividades sociales o las funciones cotidianas habituales.
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¿Qué puedo esperar durante las sesiones de terapia para la tripofobia?
Durante las sesiones de terapia, el terapeuta le ayudará primero a comprender sus desencadenantes y patrones de ansiedad. El tratamiento suele consistir en crear una jerarquía de exposición personalizada, aprender técnicas de relajación y trabajar gradualmente las respuestas de miedo. Las sesiones pueden incluir educación sobre las respuestas de ansiedad, práctica con estrategias de afrontamiento y tareas para casa para reforzar los progresos entre sesiones.
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¿Cuánto tiempo suele tardar la terapia para la tripofobia en mostrar resultados?
Aunque el progreso de cada persona varía, muchos individuos empiezan a experimentar mejoría en 8-12 sesiones de terapia. El plazo depende de factores como la gravedad de los síntomas, el compromiso con las prácticas entre sesiones y la respuesta individual al tratamiento. Algunas personas notan una reducción de los niveles de ansiedad y una mejora de las habilidades de afrontamiento en las primeras sesiones, mientras que el control completo de la fobia puede requerir varios meses de trabajo terapéutico constante.
