La psicología de la asunción de riesgos: Por qué nos arriesgamos
El comportamiento de riesgo se deriva de complejos factores psicológicos, genéticos y ambientales, que van desde riesgos calculados beneficiosos que promueven el crecimiento personal hasta patrones potencialmente perjudiciales que pueden abordarse eficazmente mediante la intervención terapéutica profesional y estrategias conductuales basadas en pruebas.
¿Se ha dado cuenta alguna vez de que algunas personas parecen sentirse atraídas por la aventura, mientras que otras prefieren ir a lo seguro? Asumir riesgos determina muchas de nuestras decisiones cotidianas, desde los cambios profesionales hasta las relaciones. Comprender la psicología que subyace a las razones por las que nos arriesgamos puede ayudarnos a transformar las decisiones impulsivas en elecciones conscientes.

En este artículo
Comprender el comportamiento de riesgo: Por qué nos arriesgamos
Asumir riesgos puede ser estimulante e inductor de ansiedad, y a menudo conlleva importantes consecuencias. Aunque suelen asociarse a la adolescencia, las tendencias arriesgadas pueden persistir durante toda la edad adulta, y algunas personas mantienen comportamientos de riesgo durante toda su vida. Aunque algunos riesgos pueden estar justificados o incluso ser beneficiosos, otros pueden indicar patrones de comportamiento preocupantes y conducir a resultados perjudiciales.
La psicología detrás de la asunción de riesgos
Son varios los factores que pueden llevar a una persona a adoptar conductas de riesgo. Estos patrones pueden desarrollarse durante la infancia, surgir tras experiencias traumáticas o servir como mecanismos de defensa contra la vulnerabilidad emocional.
Conexión social e influencia de los iguales
La asunción de riesgos suele destacar durante la adolescencia. Los comportamientos adolescentes pueden incluir bromas como pintar grafitis, actos vandálicos menores o faltar a clase, acciones que pueden parecer inofensivas o incluso divertidas para los participantes, pero que pueden causar daños a la propiedad o angustia emocional a los demás.
Cuando somos adolescentes, es posible que participemos en estos comportamientos sin tener plenamente en cuenta sus consecuencias. Sin embargo, a medida que maduramos, nuestras perspectivas suelen cambiar. Lo que antes parecía un inocente vínculo social puede reconocerse más tarde como un comportamiento inaceptable. Los adultos suelen ser más conscientes del impacto que tienen sus acciones en los demás y sienten una mayor responsabilidad hacia sus comunidades.
Esta transformación suele producirse a los veinte años, a medida que nuestro cerebro completa su desarrollo. Muchos individuos experimentan un despertar de la conciencia social y la curiosidad por los demás. Para la mayoría de las personas, los comportamientos de riesgo impulsados por la influencia de los compañeros son fases temporales que disminuyen con la madurez.
Patrones de conducta y señales de alarma
Al llegar a los 30 años, la mayoría de las personas han desarrollado habilidades sociales y relaciones sanas. Sin embargo, algunos se enfrentan a dificultades en la transición a la edad adulta, con comportamientos antisociales como el robo o la violencia que pueden afectar a su reputación y a su situación legal.
Las señales de advertencia de patrones problemáticos pueden aparecer ya a los seis o siete años. Los niños con problemas de adaptación pueden mostrar conductas de acoso, crueldad con los animales o robo. Del mismo modo, los primeros indicios de tendencias autolesivas pueden incluir hurgarse las costras, morderse mucho las uñas, morderse los labios o morderse a sí mismos.
A medida que estos niños se convierten en adolescentes, los comportamientos autolesivos pueden intensificarse hasta llegar a los cortes, las quemaduras, la conducción temeraria o las relaciones sexuales sin protección. Sin intervención, estos patrones preocupantes pueden continuar en la edad adulta.
Es importante señalar que la timidez infantil o el aislamiento social no predicen necesariamente un comportamiento antisocial. Algunos niños son reservados por naturaleza, prefieren el juego imaginativo y tardan más en entablar amistad. Estos niños suelen convertirse en adultos bien adaptados, aunque quizá introvertidos.
Predisposición genética al riesgo
Algunos individuos parecen inclinados por naturaleza a asumir riesgos. De niños, pueden ser los primeros en aceptar retos o sobrepasar los límites de las actividades y la exploración.
El debate naturaleza versus crianza también se aplica al comportamiento de asunción de riesgos. Investigaciones realizadas en 2019 sugieren que la tolerancia al riesgo y los comportamientos arriesgados pueden estar relacionados con variantes genéticas. Esto podría explicar por qué los niños criados en el mismo hogar con una crianza similar pueden mostrar actitudes enormemente diferentes hacia el riesgo.
Por el contrario, aquellos criados por padres que asumen riesgos pueden desarrollar definiciones más amplias de lo que constituye un comportamiento «arriesgado». Actividades que la sociedad suele considerar peligrosas pueden parecerles normales debido a su educación.
Muchas personas que eligen profesiones de alto riesgo -servicio militar, fuerzas del orden, extinción de incendios, respuesta a emergencias- pueden no percibir sus ocupaciones como especialmente arriesgadas. Por el contrario, pueden verlas como riesgos calculados que se asumen por el bien de la sociedad.
Estas personas suelen canalizar su audacia en actividades productivas que benefician a los demás. Las investigaciones indican que las personas que asumen riesgos sanos y calculados suelen manifestar mayores niveles de felicidad y satisfacción.
Sin embargo, la asunción de riesgos no siempre está ligada a tradiciones familiares o predisposiciones genéticas. Los comportamientos impulsivos, como descuidar los protocolos de seguridad o poner a prueba los límites del equipo, pueden enmascarar tendencias autolesivas. Del mismo modo, un comportamiento imprudente que pone en peligro a los demás podría indicar problemas de salud mental subyacentes, como trastornos de la personalidad.
El impacto de la asunción de riesgos
Las personas adoptan conductas de riesgo por numerosas razones, a menudo influidas por la exposición en la infancia a modelos de conducta de riesgo a través de los medios de comunicación, las relaciones personales o sus círculos sociales inmediatos. A medida que los niños desarrollan su identidad, pueden ser especialmente susceptibles a la influencia de compañeros audaces o atrevidos.
Asumir riesgos perjudiciales frente a beneficiosos
Las conductas de riesgo perjudiciales incluyen acciones que ponen en peligro a uno mismo o a los demás, como por ejemplo
- Beber y conducir
- Mantener relaciones sexuales sin protección
- Utilizar métodos inseguros de consumo de sustancias
- Conducir sin cinturón de seguridad
- Gastar de forma impulsiva
- Participar en altercados físicos
Las conductas de riesgo positivas pueden incluir:
- Probar nuevos alimentos o experiencias
- Viajar a destinos desconocidos
- Postularse para puestos desafiantes
- Participar en actividades de adrenalina controlada, como el paracaidismo.
- Disfrutar de emocionantes atracciones en parques de atracciones
- Hacer sacrificios para conseguir objetivos importantes
- Tomar medidas para transformar su vida positivamente
La asunción de riesgos poco saludables puede originarse en la infancia, lo que podría indicar signos tempranos de tendencias autolesivas o patrones de personalidad antisocial. También puede reflejar comportamientos normalizados observados en el entorno.
Cómo encontrar apoyo para los patrones de conducta de riesgo
Si le preocupan sus conductas de riesgo y sus consecuencias, considere estos enfoques:
1. 1. Autorreflexión: Empieza por intentar comprender tus patrones de conducta. Escribir un diario sobre tus pensamientos y acciones puede ayudarte a identificar posibles motivaciones.
2. 2. Gestión del estrés: Si su comportamiento le causa estrés, los ejercicios de respiración pueden ser eficaces para controlar estos sentimientos. Estas técnicas son sencillas de aprender y pueden proporcionar claridad mental a la hora de considerar decisiones arriesgadas.
3. Actividad física: Antes de actuar sobre impulsos arriesgados, prueba a hacer ejercicio, como caminar, subir escaleras o hacer pesas. La actividad física puede despejar la mente y proporcionar espacio para considerar las implicaciones de los impulsos.
Apoyo profesional para las tendencias arriesgadas
Trabajar con un profesional de la salud mental puede ayudarte a comprender y abordar los impulsos o comportamientos de riesgo. A través de la terapia, puedes identificar hábitos más saludables, aumentar la confianza en ti mismo y reducir la ansiedad y el estrés que podrían impulsarte a tomar decisiones arriesgadas.
La terapia de telesalud a través de ReachLink ofrece una forma cómoda de explorar las raíces de los comportamientos antisociales o de riesgo. Nuestros profesionales licenciados pueden ayudarle a entender sus patrones y desarrollar enfoques más saludables para gestionar el riesgo. La investigación de 2017 ha demostrado que las intervenciones de telesalud pueden abordar eficazmente comportamientos de riesgo como el juego.
La plataforma de terapia virtual de ReachLink proporciona varias ventajas, incluyendo:
- Programación conveniente desde su hogar o ubicación preferida
- Emparejamiento con especialistas con experiencia en control de impulsos y conductas de riesgo
- Apoyo continuo entre sesiones programadas
- Enfoques basados en la evidencia para el cambio de comportamiento
- Privacidad y confidencialidad en un entorno cómodo
Entender por qué asumimos riesgos es el primer paso para garantizar que esos riesgos sean saludables, calculados y alineados con nuestros verdaderos valores y objetivos. Tanto si la asunción de riesgos se debe a una predisposición genética, a la influencia social o a mecanismos de afrontamiento, el apoyo profesional puede ayudarle a canalizar estas tendencias en direcciones constructivas.
PREGUNTAS FRECUENTES
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¿Cómo puede ayudar la terapia con los comportamientos de riesgo problemáticos?
La terapia proporciona un entorno estructurado para comprender y abordar patrones de riesgo poco saludables. Los terapeutas licenciados le ayudan a identificar los desencadenantes, a desarrollar mecanismos de afrontamiento más sanos y a trabajar los problemas subyacentes que pueden conducir a conductas de riesgo. A través de enfoques basados en la evidencia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), aprenderá a tomar decisiones más equilibradas manteniendo los aspectos positivos de una asunción de riesgos calculada.
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¿Qué enfoques terapéuticos son más eficaces para controlar las conductas de riesgo?
Existen varios enfoques terapéuticos basados en la evidencia que pueden ayudar a controlar las conductas de riesgo. La terapia cognitivo-conductual (TCC) ayuda a modificar los patrones de pensamiento que conducen a tomar decisiones arriesgadas. La Terapia Dialéctica Conductual (TDC) enseña a controlar los impulsos y a regular las emociones. La Entrevista Motivacional ayuda a explorar y resolver la ambivalencia sobre el cambio de patrones de riesgo. Su terapeuta ReachLink trabajará con usted para determinar el enfoque más eficaz para su situación específica.
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¿Cómo apoya la terapia online a través de ReachLink la evaluación y el tratamiento de conductas de riesgo?
La plataforma de terapia online de ReachLink proporciona un acceso cómodo y confidencial a terapeutas licenciados especializados en evaluación e intervención conductual. A través de sesiones de vídeo seguras, los terapeutas pueden evaluar patrones de riesgo, proporcionar apoyo regular e implementar técnicas basadas en la evidencia. El formato en línea permite una programación flexible y un seguimiento constante, lo que resulta crucial para desarrollar patrones de conducta más saludables.
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¿Qué signos indican que alguien debería buscar ayuda profesional para sus conductas de riesgo?
Entre los principales signos se incluyen la participación en actividades cada vez más peligrosas, la incapacidad para controlar las decisiones impulsivas, las repercusiones negativas en las relaciones o el trabajo, el uso de conductas de riesgo para hacer frente a las emociones o la sensación de no poder parar a pesar de reconocer las posibles consecuencias. Si las conductas de riesgo están causando angustia o interfiriendo en la vida diaria, es importante ponerse en contacto con un terapeuta licenciado que pueda proporcionar orientación y apoyo profesional.
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¿Cómo ayuda la TCC a modificar los patrones de riesgo excesivo?
La TCC ayuda a modificar los patrones de riesgo identificando los pensamientos y creencias que impulsan los comportamientos de riesgo, cuestionando las distorsiones cognitivas y desarrollando patrones de pensamiento más saludables. Su terapeuta le ayudará a reconocer los factores desencadenantes, a poner en práctica estrategias de evaluación del riesgo y a practicar respuestas alternativas. A través de la TCC, aprenderá a equilibrar la asunción de riesgos adecuada con la seguridad y el bienestar personales.
