El estrés infantil se manifiesta de forma diferente en los distintos grupos de edad -desde cambios de comportamiento y trastornos del sueño en los niños pequeños hasta ansiedad y fluctuaciones del estado de ánimo en los adolescentes-, pero el apoyo terapéutico profesional puede ayudar a los niños a desarrollar estrategias de afrontamiento eficaces mediante técnicas basadas en pruebas, asesoramiento familiar e intervenciones adecuadas a la edad.
¿El reciente mal humor de su hijo es sólo una fase, o algo más? El estrés infantil a menudo se esconde detrás de comportamientos cotidianos como la irritabilidad, los cambios en el sueño o el apego repentino, pero reconocer estos signos a tiempo puede marcar la diferencia a la hora de ayudar a su hijo a prosperar.

En este artículo
Controlar el estrés de los niños: Entender las causas y las soluciones
El estrés no distingue edades. Los padres experimentan sus propias presiones y, del mismo modo, los niños se enfrentan al estrés en sus interacciones diarias en la escuela y en casa. Los niños absorben la tensión de su entorno, y sus reacciones a veces se malinterpretan como si simplemente «actuaran».
Muchos factores pueden desencadenar cambios de comportamiento e indicar niveles elevados de estrés en un niño. A menudo, los niños pequeños carecen del vocabulario o la comprensión necesarios para explicar a sus padres o cuidadores que se sienten estresados. En cambio, este estrés puede manifestarse como irritabilidad, trastornos del sueño, enuresis, aferramiento, llanto inexplicable, cambios en los patrones de alimentación o desinterés por actividades que antes disfrutaban.
Aunque no comprendan del todo las situaciones a las que se enfrentan, los niños pueden verse muy afectados por enfermedades recurrentes, dificultades familiares, divorcios o la pérdida de un ser querido o una mascota. A menudo les cuesta entender por qué alguien o algo que aprecian se ausenta de repente. Si un progenitor o cuidador experimenta estrés con frecuencia, es probable que los niños absorban esa tensión emocional.
Los niños pequeños todavía están desarrollando habilidades de gestión emocional. Aunque experimentar ocasionalmente emociones desagradables es normal y les ayuda a aprender sobre los sentimientos y la expresión, a veces estas experiencias se vuelven abrumadoras, y pueden necesitar apoyo adicional en circunstancias difíciles.
Ayudar a los niños pequeños a gestionar el estrés
Los primeros años de un niño influyen sustancialmente en su futura visión del mundo, sus respuestas emocionales, sus comportamientos y sus mecanismos de afrontamiento. Este período crítico del desarrollo emocional requiere amor, apoyo y un entorno lo más sano posible. Sin embargo, a veces surgen circunstancias que escapan al control del cuidador.
Cuando los niños pequeños se ven abrumados por el estrés, estas técnicas pueden ayudarles:
- Ejercicios de respiración: Enseñarles prácticas sencillas de respiración para ayudarles a ralentizar su ritmo cardíaco.
- Descansos para hidratarse: Anime a los niños a tomarse un momento para beber agua, ya que hidrata y crea una pausa tranquilizadora.
- Humor: Los niños pequeños responden bien a la risa y el juego: hacer muecas, bailar un baile divertido, usar un peluche para «hablar» con voz cómica o jugar a un juego divertido puede distraerles de sus preocupaciones.
Los niños en edad escolar se enfrentan a muchos de los mismos factores de estrés que los niños más pequeños, junto con nuevos retos a medida que crecen y comienzan la educación formal. La transición del hogar a la escuela puede resultar brusca para los niños acostumbrados a su entorno familiar.
En la escuela, se encuentran con compañeros de diferentes orígenes y estructuras familiares. También experimentan la presión académica, las responsabilidades de los deberes y la fatiga física de la jornada escolar. Mientras que algunos niños prosperan socialmente, otros pueden sentirse ansiosos lejos de sus padres y de su entorno familiar.
Cuando los niños en edad escolar experimentan un estrés importante, puede manifestarse en forma de enfado, irritabilidad, evitación del colegio, dolores de cabeza o malestar estomacal persistente. Pueden hablar negativamente de sí mismos, quejándose de que no caen bien a nadie o de que no son lo bastante listos para tener éxito académico. Algunos pueden alejarse de la familia y de las amistades establecidas. La hiperactividad negativa -incluidas las rabietas, el mal comportamiento o la conducta agresiva- también puede ser señal de estrés en este grupo de edad.
Estrategias para niños en edad escolar
Las técnicas de calma y distracción siguen siendo eficaces para este grupo de edad. Los ejercicios de respiración siguen siendo valiosos para la regulación emocional. Los niños de esta edad también pueden beneficiarse del uso de la imaginación para relajarse:
- Guíeles para que visualicen un lugar feliz -real o imaginario- en el que se sientan seguros.
- Anímeles a mejorar la visualización con detalles reconfortantes, como estar con un ser querido, un amigo o una mascota.
- Introduzca vídeos de meditación guiada apropiados para su edad o aplicaciones diseñadas para reducir el estrés.
Una ventaja de estas técnicas es que los niños pueden aprender a utilizarlas de forma independiente, lo que les beneficia incluso cuando están fuera de casa.
Los niños mayores tienen más opciones para distraerse y desviar la atención de los factores estresantes. En lugar de depender únicamente de la intervención de los padres, pueden ver películas entretenidas, jugar o ir al parque. La actividad física puede reducir eficazmente los niveles de estrés: incluso un breve paseo puede ayudar a regular las emociones y mejorar el estado de ánimo. Organizar un rato con los amigos de siempre también puede levantarles el ánimo.
Entender el estrés preadolescente y adolescente
Los años de la preadolescencia y la adolescencia presentan retos únicos tanto para los niños como para los padres. Varios factores contribuyen al estrés durante esta etapa del desarrollo:
Cambios hormonales
La importante afluencia de hormonas del crecimiento durante la pubertad puede provocar fluctuaciones del estado de ánimo, irritabilidad y cambios de comportamiento. El desarrollo físico puede verse positivamente como un signo de «madurez», pero también puede crear timidez sobre la imagen corporal.
Desarrollarse antes o después que los compañeros puede llevar a situaciones sociales incómodas. Los cambios hormonales también pueden desencadenar emociones complicadas, ya que los adolescentes experimentan sentimientos románticos sin la madurez necesaria para manejarlos con eficacia.
Dificultades en las relaciones
Las citas y las relaciones románticas pueden causar angustia y sentimientos de rechazo o exclusión durante la adolescencia. Estas experiencias pueden afectar a las amistades y a la autoestima de formas potencialmente estresantes.
Presiones sociales
El acoso se convierte en una preocupación importante en este grupo de edad. La apariencia y las conexiones sociales suelen determinar la popularidad durante la adolescencia, y quienes no se benefician del atractivo o el estatus social convencionales pueden experimentar efectos duraderos del acoso verbal, emocional o físico.
Dificultades de regulación emocional
Las fluctuaciones hormonales pueden desencadenar cambios de humor a medida que el cerebro y el cuerpo se adaptan a los niveles cambiantes de estrógeno y testosterona. La pubertad altera con frecuencia los ritmos circadianos, afectando a la calidad y duración del sueño.
Las alteraciones del sueño pueden perjudicar la concentración y el rendimiento académico, y el agotamiento resultante exacerba la inestabilidad del estado de ánimo. Dado que el cerebro adolescente aún está en desarrollo, los adolescentes pueden tener dificultades con la regulación emocional y la gestión del estrés.
Vulnerabilidades de salud mental
Ladepresión, la ansiedad, la impulsividad y otros problemas de salud mental suelen hacerse más evidentes durante la adolescencia que en edades más tempranas. El estrés puede manifestarse a través de cambios en los hábitos alimentarios, desinterés por las actividades, falta de energía, cambios de humor, dificultades de concentración, síntomas de ansiedad o molestias físicas como dolores de cabeza y problemas estomacales.
Ayudar a los adolescentes a superar el estrés
Los preadolescentes y adolescentes tienen acceso a una gama más amplia de distracciones positivas que los niños más pequeños. Pueden dedicarse a libros, videojuegos, amigos, películas, deportes y otras aficiones o actividades.
Para obtener información adicional sobre el estrés infantil y adolescente -incluidas las causas, las señales de advertencia, los mecanismos de afrontamiento y el apoyo a los padres- pueden ser valiosos los servicios profesionales de salud mental. Ponerse en contacto con un profesional de la salud mental beneficia a los niños de este grupo de edad, ya que les proporciona alguien con quien hablar de los factores estresantes, especialmente cuando se sienten demasiado avergonzados o indecisos para compartirlos con sus padres.
Muchos padres compaginan una agenda apretada con el trabajo, la familia y otras responsabilidades. La terapia en línea ofrece una solución cómoda tanto para los padres como para los hijos, ya que elimina el tiempo de desplazamiento y permite un horario flexible desde casa. La investigación indica resultados prometedores para el tratamiento de la salud mental a distancia, con un meta-análisis que sugiere resultados comparables entre la terapia en línea y en persona a través de diversas poblaciones y condiciones.
Para los niños de entre 13 y 19 años, los profesionales especializados en salud mental pueden proporcionar un apoyo adecuado a su edad. Si usted o su hijo tienen problemas de estrés, buscar ayuda profesional puede marcar una diferencia significativa.
Reflexiones finales
El estrés afecta a personas de todas las edades. Si le preocupa que su hijo pueda estar sufriendo estrés, consultar con un profesional de la salud mental puede ayudarle a determinar los pasos a seguir. Un terapeuta también puede ayudarle a abordar su propio estrés, reduciendo potencialmente la transferencia de estrés a su hijo.
Cuando necesite ayuda profesional, la mayoría de los proveedores de telesalud pueden ponerle en contacto con un trabajador social clínico titulado en 48 horas. Las sesiones están disponibles a través de mensajería, voz y videollamadas para adaptarse a su horario.
PREGUNTAS FRECUENTES
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¿Cómo pueden los padres reconocer cuándo el estrés de su hijo requiere ayuda profesional?
Esté atento a cambios persistentes en el comportamiento, como alteraciones del sueño, abandono de actividades, disminución del rendimiento escolar o reacciones emocionales intensas. Si los síntomas de estrés interfieren en el funcionamiento diario durante más de dos semanas o repercuten en las relaciones y actividades de su hijo, es hora de plantearse un apoyo terapéutico profesional.
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¿Qué enfoques terapéuticos son más eficaces para ayudar a los niños a controlar el estrés?
Los terapeutas licenciados suelen utilizar enfoques de terapia cognitivo-conductual (TCC), terapia de juego y terapia familiar para ayudar a los niños a afrontar el estrés. Estos métodos, basados en pruebas científicas, enseñan a los niños a controlar el estrés, a regular sus emociones y a utilizar estrategias de afrontamiento saludables a través de actividades y debates apropiados para su edad.
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¿Cómo funciona la terapia en línea para los niños que sufren estrés?
La terapia en línea a través de ReachLink conecta a los niños con terapeutas licenciados en un entorno cómodo y familiar. Las sesiones incluyen actividades interactivas, conversaciones terapéuticas y asesoramiento a los padres. Este formato permite un horario flexible y elimina las barreras del transporte, al tiempo que mantiene la misma calidad de atención que la terapia en persona.
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¿Qué papel desempeñan los padres en la terapia de control del estrés de sus hijos?
Los padres son colaboradores esenciales en la terapia infantil. Su terapeuta le guiará para apoyar el progreso de su hijo, le enseñará técnicas de reconocimiento del estrés y le proporcionará estrategias para reforzar las habilidades de afrontamiento en casa. La participación regular de los padres mejora significativamente los resultados de la terapia y ayuda a crear un entorno de apoyo para la gestión del estrés.
